20 de mayo de 2012

y contra el mal...

En este día de trinchera y dolores pequeños, observo que a veces yo no quiero ser yo, ni encontrar el camino de vuelta a casa. Que no quiero por ejemplo calzarme mis gafas wayfarer sunglasses y mirar las hormigas en el cementerio del barrio. Pero eso es precisamente lo que hago. Andar bajo el gelocatil de las nubes, en el cemento por horas en el  que se ha convertido el día, prestar atención neurológica al teléfono móvil,  evitar con cariño otra explosión nuclear. Mi buda de las orejas taladradas se mofa del vecino que pide perdón en la calle, dice que ha matado a su hijo con una toalla blanca y lo dice desde la acera con sol. Me sorprendo, debe ser porque no tengo televisión. La tuve y algunas mañanas me sentaba frente a una hormiga que desde su guarida secreta, más parecida a un hormiguero postmoderno, manipulaba los mandos del mundo y transmitía mensajes  personales, que iban invariablemente dirigidos, contra el mal…


1 comentario:

i*- La que canta con Lobos dijo...

¡Vivan las hormigas atómicas y genial romper con la rutina! Un abrazo!