Mi habitación es toda Piranesi, nubes de ciudad desde un piso primero con árboles y faros encendidos, voces que desde el fondo, me visten invariablemente de negro. Sé que este país se ha ido a la mierda frente a mis ojos. Debería salir. Aun puedo decir que respiro por mis heridas y que Pepepótamo portaba en sus pulmones un hipoalarido huracanado. No recuerdo que hacía el lagarto Juancho, pero también me acuerdo de él. Pepepótamo apartaba con su hipoalarido aquello que molesta. De Juancho, ya lo he dicho, no sabría decirlo. Apenas sé de mi cantinela, que debería contar en el metro lo de Pepepótamo y preguntar por lo de Juancho. Quién sabe. Puede que todo se reduzca a eso. Que este país necesite que un hipopótamo grande sople y que alguien recuerde que hacían los lagartos…antes.
26 de abril de 2012
Pepepótamo
Mi habitación es toda Piranesi, nubes de ciudad desde un piso primero con árboles y faros encendidos, voces que desde el fondo, me visten invariablemente de negro. Sé que este país se ha ido a la mierda frente a mis ojos. Debería salir. Aun puedo decir que respiro por mis heridas y que Pepepótamo portaba en sus pulmones un hipoalarido huracanado. No recuerdo que hacía el lagarto Juancho, pero también me acuerdo de él. Pepepótamo apartaba con su hipoalarido aquello que molesta. De Juancho, ya lo he dicho, no sabría decirlo. Apenas sé de mi cantinela, que debería contar en el metro lo de Pepepótamo y preguntar por lo de Juancho. Quién sabe. Puede que todo se reduzca a eso. Que este país necesite que un hipopótamo grande sople y que alguien recuerde que hacían los lagartos…antes.
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