22 de noviembre de 2011

lluvia





Mi corazón no es la casa de huéspedes,
yo he fracasado ante el olor de las manzanas,
mi tiempo no es el tiempo de la lluvia más dócil,
tengo la soledad insobornable
de los charcos en el suelo y en o to ño,
soy un emperador, ese guardagujas
que se alojó y se alejó en tu lecho
entonces, entonces soy yo y mi, que es poca cosa
para iluminar el cielo de las escobillas
que soporta su asalto a los imbéciles,
nunca debí decir emperador,
entonces digamos lluvia: lluvia.

2 comentarios:

i*- La que canta con Lobos dijo...

¡lluvia, lluvia, que arrastre lo malo! Un abrazo! Todo está lleno de imbéciles...

wolf dijo...

Madrid es una ciudad de más de un millón "setecientos mil" cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo…Dámaso Alonso tenía razón otra vez.Hijos de la Ira de nuevo. Abrazo fuerte.