19 de mayo de 2015

Las moradas interiores de India y Último Ahora en Madrid. De mi vida en un Ashram



Vivo en moradas interiores y a 9.000 km de distancia de donde hoy se presentará "Último Ahora", esa antología de poemas en la que he trabajado durante un año, y que tras mucho insistir, hoy se leerá en al Ateneo de Madrid. Hace doce días, en la sala de espera del aeropuerto de Barajas, grababa un mensaje de bienvenida, de compañía todos los integrantes del libro, que hoy sonará in ausentia: "si escucháis esto es que estoy en un Asram en India…" Me he traído algunos ejemplares, uno para la biblioteca que dejo junto a una plaquette de Anaís, otro para el Gurú. Imagino la sorpresa de cualquier hispanohablante cuando los encuentre entre los anaqueles. 
Viene viento del este y el aire es limpio como una manzana: "Yo he fracasado ante el olor de las manzanas". La luz se anuncia como una revelación a través de la ventana. Pienso mucho en la moradas, las interiores, las exteriores. Dónde se encuentran los límites, cuales sus propiedades, las características que encierran. Todo es interior y probablemente, el universo que nos representamos, no sea otro que el que llevamos dentro. Me siento cómodo con esa teoría especular del mundo y cada vez que me siento a contemplarlo, reduzco las distancias que lo separan. Entre el que contempla, lo contemplado y el medio de la contemplación. 
He estrenado un mat (esterilla) de color amarillo que adquirí hace unos días. Me gustó que ya pareciera usado, estaba expuesto al sol desde hace tiempo, en una tienda que 
es propiedad de uno de los personajes más estrafalarios que cohabitan por aquí. Parece un indio cheroke, con un sombrero de plumas y un chaleco lleno de chapas. Tiene una de los puestos más miserables y lleno de artículos que sobrellevan, a malas penas, la patina del tiempo.
Me he elevado sobre la tierra y he cantando "Govinda Hare" esta noche en el Aarti (ceremonia del fuego). Me recojo en mi habitación y espero que lleguen las 23 h. En otro lugar se está presentando un libro que amo, por parte de poetas que amo. Quiero hacerles llegar este aliento nuevo, la luz de esta morada, sus contraluces, el sonido de un cuenco cantor y desde la obscuridad que ahora lo cubre todo, les sonrío.




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