Otro comienzo, otro final y parecen el mismo asunto dado a la grandilocuencia. Debajo de la chaqueta príncipe de Gales no te gusta lo que se encierra. Tú no puedes olerlo, las vitaminas del miedo, las cámaras fotográficas. Pones nombre a las aves, pones bicicletas en la huída. Este es tu rojo ardiente, tu bosque, un ardid cualquiera. Juntas las manos para evitar el estornudo de las ballenas. Coges las t´s por la cintura, las aprietas junto tí. Parece que no puedas olerlo. La acacia, el vino, los rododendros. Es tu ¡oh ahora junto a las poulardas del recuerdo!. Pones piano para acallar a las presas y mueres enseguida. Es tan fácil. Todo es cierto y no puedes olerlo. Eso crees. Eso, y el tributo diario que realizas por su sonrisa.
31 de diciembre de 2011
Eso crees
Otro comienzo, otro final y parecen el mismo asunto dado a la grandilocuencia. Debajo de la chaqueta príncipe de Gales no te gusta lo que se encierra. Tú no puedes olerlo, las vitaminas del miedo, las cámaras fotográficas. Pones nombre a las aves, pones bicicletas en la huída. Este es tu rojo ardiente, tu bosque, un ardid cualquiera. Juntas las manos para evitar el estornudo de las ballenas. Coges las t´s por la cintura, las aprietas junto tí. Parece que no puedas olerlo. La acacia, el vino, los rododendros. Es tu ¡oh ahora junto a las poulardas del recuerdo!. Pones piano para acallar a las presas y mueres enseguida. Es tan fácil. Todo es cierto y no puedes olerlo. Eso crees. Eso, y el tributo diario que realizas por su sonrisa.
25 de diciembre de 2011
La muerte de un miliciano
Se llamaba José Luis. Por una broma familiar todo el mundo le acabó conociendo como Jorge. Se llamaba Jorge. Fue uno de los últimos movilizados por la República para realizar labores de miliciano de cultura. Me comentó que una mañana tras el desayuno, la radio le informó que su mundo había cambiado. En este país unos militares rebeldes habían iniciado la guerra. Poco después tuvo que abandonar la carrera (sus estudios de arquitectura). Se dedicó a enseñar a leer y escribir a los soldados, antes de ir al frente, a repararles los relojes desmontando pieza a pieza, introduciéndolas en gasolina (así limpió y reparó los instrumentos del tiempo que se han parado para él).
Le pedí en más de una ocasión que pusiera sus memorias en libretas, que año tras año le regalaba. No creo que lo hiciera. Me enseñó a amar sus Operas, en su habitación, a oírlas una y otra vez. Acudíamos al Real y en una ocasión tras un tropiezo, que casi le llevó al suelo, me conminó: "no sé lo digas a nadie, si se entera Verdi me dedica una coral". (Ibamos a escuchar Il Trovatore).
Se llamaba José Luis, era de origen navarro (del valle de Belagua) y repetía con Unamuno: "el pensamiento y navarro, no puede ser".
Se llamaba Jorge, gustaba en estas fechas cerrar la cena indicando cómo quería ser incinerado y llevado a las fuentes del Manzanares, para un último viaje hasta Madrid, y qué opera quería que sonase entretanto. Me lo dejó encargado y no he podido cumplir con su deseo.
Le lloro y espero que él comprenda y me perdone.
El, José Luis Belaza Isabel, miliciano de cultura.
Le pedí en más de una ocasión que pusiera sus memorias en libretas, que año tras año le regalaba. No creo que lo hiciera. Me enseñó a amar sus Operas, en su habitación, a oírlas una y otra vez. Acudíamos al Real y en una ocasión tras un tropiezo, que casi le llevó al suelo, me conminó: "no sé lo digas a nadie, si se entera Verdi me dedica una coral". (Ibamos a escuchar Il Trovatore).
Se llamaba José Luis, era de origen navarro (del valle de Belagua) y repetía con Unamuno: "el pensamiento y navarro, no puede ser".
Se llamaba Jorge, gustaba en estas fechas cerrar la cena indicando cómo quería ser incinerado y llevado a las fuentes del Manzanares, para un último viaje hasta Madrid, y qué opera quería que sonase entretanto. Me lo dejó encargado y no he podido cumplir con su deseo.
Le lloro y espero que él comprenda y me perdone.
El, José Luis Belaza Isabel, miliciano de cultura.
24 de diciembre de 2011
amanecimos con ojos de bolero
amanecimos con ojos de bolero,
custodiando el nombre de las tormentas
Diciembre, esperando otro diciembre, no soy dado a la Feliz N., pero eso no es obstáculo para que el lobo que llevamos dentro, el husky siberiano, el alaskan malamute, no aúlle una vez más…y sigamos amaneciendo, custodiando el nombre de las tormentas, bebiendo vino bueno y tal vez, sólo tal vez, mañana no tengamos que huir.
custodiando el nombre de las tormentas
Diciembre, esperando otro diciembre, no soy dado a la Feliz N., pero eso no es obstáculo para que el lobo que llevamos dentro, el husky siberiano, el alaskan malamute, no aúlle una vez más…y sigamos amaneciendo, custodiando el nombre de las tormentas, bebiendo vino bueno y tal vez, sólo tal vez, mañana no tengamos que huir.
14 de diciembre de 2011
Hoy, "Peligroso…"pasen y vean
A las 20 h., Ateneo de Madrid y junto a Deborah Antón, Julio César Navarro (in memoriam), Jesús Urceloy, Jose Mª de la Quintana, Javier Lostalé, Miguel Losada…
Hecho Estado de aliento, hecho de cosas pequeñas el trabajo de este último año y medio sale a la luz (al libro quiero decir). No prometo nada, no me sé ningún poema de memoria, ni ensayé piruetas ni llevo piruletas, pero aún así…pasen y vean: ¡la función va a comenzar! Si esta pobre representación fuese de su gusto aplaudan y si carece de su agrado, dispensen a quién tan humildemente sólo intentó añadir algo de belleza.
Gracias.
Hecho Estado de aliento, hecho de cosas pequeñas el trabajo de este último año y medio sale a la luz (al libro quiero decir). No prometo nada, no me sé ningún poema de memoria, ni ensayé piruetas ni llevo piruletas, pero aún así…pasen y vean: ¡la función va a comenzar! Si esta pobre representación fuese de su gusto aplaudan y si carece de su agrado, dispensen a quién tan humildemente sólo intentó añadir algo de belleza.
Gracias.
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